¿Qué son los manglares?

Un manglar es una agrupación de árboles que poseen ciertas adaptaciones que les permiten sobrevivir y desarrollarse en terrenos anegados de agua salada o salobre.
Los manglares son formaciones vegetales en las que encontramos distintas especies de mangle, un árbol con ramas que bajan y arraigan en el suelo.
Los mangles tienen la característica principal de ser resistentes a la salinidad del agua. Se desarrollan en planicies y humedales costeros, alrededor de lagunas y esteros, o cerca de las desembocaduras de ríos.
Los ecosistemas de manglar sirven de hábitat para innumerables especies y cumplen una función ecológica muy importante, pues sirven de transición entre los ecosistemas terrestres y marinos. Son altamente productivos y generan una gran cantidad de nutrientes que son exportados por las mareas a las aguas marinas de la franja litoral, donde son aprovechados por pastos marinos y variedades de peces de importancia comercial.
Perfil de la vegetación costera con manglares © Copyright "Lateinamerika-Studien Online"
Función ecosistémica y servicios ambientales

Protección de costas
Los manglares juegan un importante papel como barrera natural de protección de la línea costera, pues funcionan como amortiguadores de erosión y estabilizan el nivel del suelo al capturar los materiales arrastrados hacia el mar por las corrientes fluviales. Los valiosos arrecifes de coral y las praderas de pastos marinos son así protegidos de excesiva turbidez o de una alta tasa de sedimentación.
Además, contribuyen a la estabilidad del suelo de las playas y contienen la erosión de vientos y mareas. El impacto de ciclones y huracanes es menor donde el ecosistema de manglar se ha conservado.
En condiciones naturales, los manglares son ecosistemas que sirven de filtro biológico, ya que procesan el exceso de nutrientes, degradan materia orgánica y almacenan algunos residuos utilizados en la agricultura u otros contaminantes generados por actividades humanas. Aunque en una escala mayor estos contaminantes también pueden deteriorar o destruir los manglares.
También filtran y desalinizan agua y permiten el abastecimiento de mantos freáticos; además, capturan gases de efecto invernadero y actúan como sumideros de bióxido de carbono.
Equilibrio de la biodiversidad marina y sustentabilidad de las pesquerías
Los manglares son imprescindibles para los ecosistemas costeros saludables. Los detritos del bosque, consistentes en la infinidad de hojas y ramas que caen de los manglares, proveen nutrientes al medio marino y sostienen a una inmensa cantidad de vida marina a través de una intrincada red trófica asociada directamente a los detritos o indirectamente a través de las cadenas de algas planctónicas o epifitas.
A los manglares llega una amplia variedad de aves, de fauna terrestre y acuática, tanto de agua dulce como salada. De este sistema natural dependen hasta dos terceras partes de las especies de peces que pueblan los mares, gran parte de los cuales son vitales para la actividad pesquera de las zonas costeras, ya que el manglar funciona como zona de crianza y crecimiento en las primeras fases del ciclo de vida de distintas especies marinas. Entre las raíces de los mangles se protegen y alimentan larvas, postlarvas y alevines de peces y crustáceos.
Algunas especies, como el camarón, no podrían subsistir sin los manglares; las postlarvas de camarón se refugian y se desarrollan durante varios meses en áreas de manglar y marismas, hasta que alcanzan sus fases juveniles y migran al mar para completar su ciclo de vida. Moluscos, como el ostión de mangle, utilizan las raíces de los manglares para fijarse y desarrollarse. En el Golfo de México, 90% de las especies comerciales y 70% de la pesca deportiva dependen del hábitat en los humedales costeros durante parte de su ciclo vital.
Los manglares también mantienen una relación ecosistémica esencial con los arrecifes de coral y los pastizales marinos, los cuales cumplen una función clave en la reproducción de gran variedad de especies, además de tener valor como atracción turística. Los pastos marinos y muchas especies de peces que tienen importancia comercial aprovechan los nutrientes generados en los ecosistemas de manglar, que son llevados por las mareas a las aguas marinas de la franja litoral donde —según la FAO— se realiza casi 80% de la captura mundial de peces marinos.
Provisión de medios de subsistencia a los habitantes de la costa
Alrededor de los manglares se desarrollan importantes actividades pesqueras artesanales que aportan alimento y desarrollo económico a comunidades asentadas en la costa. De los manglares se obtienen recursos forestales como leña y carbón, materiales para la construcción de viviendas y cercos, o para la fabricación de herramientas y artes de pesca. En ellos también se desarrollan actividades cinegéticas y ecoturísticas.
Los manglares juegan un importante papel como barrera natural de protección de la línea costera, pues funcionan como amortiguadores de erosión y estabilizan el nivel del suelo al capturar los materiales arrastrados hacia el mar por las corrientes fluviales. Los valiosos arrecifes de coral y las praderas de pastos marinos son así protegidos de excesiva turbidez o de una alta tasa de sedimentación.
Además, contribuyen a la estabilidad del suelo de las playas y contienen la erosión de vientos y mareas. El impacto de ciclones y huracanes es menor donde el ecosistema de manglar se ha conservado.
En condiciones naturales, los manglares son ecosistemas que sirven de filtro biológico, ya que procesan el exceso de nutrientes, degradan materia orgánica y almacenan algunos residuos utilizados en la agricultura u otros contaminantes generados por actividades humanas. Aunque en una escala mayor estos contaminantes también pueden deteriorar o destruir los manglares.
También filtran y desalinizan agua y permiten el abastecimiento de mantos freáticos; además, capturan gases de efecto invernadero y actúan como sumideros de bióxido de carbono.
Equilibrio de la biodiversidad marina y sustentabilidad de las pesquerías
Los manglares son imprescindibles para los ecosistemas costeros saludables. Los detritos del bosque, consistentes en la infinidad de hojas y ramas que caen de los manglares, proveen nutrientes al medio marino y sostienen a una inmensa cantidad de vida marina a través de una intrincada red trófica asociada directamente a los detritos o indirectamente a través de las cadenas de algas planctónicas o epifitas.
A los manglares llega una amplia variedad de aves, de fauna terrestre y acuática, tanto de agua dulce como salada. De este sistema natural dependen hasta dos terceras partes de las especies de peces que pueblan los mares, gran parte de los cuales son vitales para la actividad pesquera de las zonas costeras, ya que el manglar funciona como zona de crianza y crecimiento en las primeras fases del ciclo de vida de distintas especies marinas. Entre las raíces de los mangles se protegen y alimentan larvas, postlarvas y alevines de peces y crustáceos.
Algunas especies, como el camarón, no podrían subsistir sin los manglares; las postlarvas de camarón se refugian y se desarrollan durante varios meses en áreas de manglar y marismas, hasta que alcanzan sus fases juveniles y migran al mar para completar su ciclo de vida. Moluscos, como el ostión de mangle, utilizan las raíces de los manglares para fijarse y desarrollarse. En el Golfo de México, 90% de las especies comerciales y 70% de la pesca deportiva dependen del hábitat en los humedales costeros durante parte de su ciclo vital.
Los manglares también mantienen una relación ecosistémica esencial con los arrecifes de coral y los pastizales marinos, los cuales cumplen una función clave en la reproducción de gran variedad de especies, además de tener valor como atracción turística. Los pastos marinos y muchas especies de peces que tienen importancia comercial aprovechan los nutrientes generados en los ecosistemas de manglar, que son llevados por las mareas a las aguas marinas de la franja litoral donde —según la FAO— se realiza casi 80% de la captura mundial de peces marinos.
Provisión de medios de subsistencia a los habitantes de la costa
Alrededor de los manglares se desarrollan importantes actividades pesqueras artesanales que aportan alimento y desarrollo económico a comunidades asentadas en la costa. De los manglares se obtienen recursos forestales como leña y carbón, materiales para la construcción de viviendas y cercos, o para la fabricación de herramientas y artes de pesca. En ellos también se desarrollan actividades cinegéticas y ecoturísticas.
Distribución geográfica
En México, los manglares ocupan alrededor de 6,556 km2 en los estados de Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán. De estas entidades, Campeche es la que alberga la mayor extensión de manglares, seguida por Yucatán, Sinaloa y Nayarit.
Si se representa el territorio de México como una pared de ladrillos de 1.75 × 3 metros, la extensión actual de los manglares del país equivale apenas a un solo ladrillo. No obstante, por su función ecológica tienen un papel de piedra angular, especialmente para el equilibrio entre los ecosistemas marinos y terrestres.
Si se representa el territorio de México como una pared de ladrillos de 1.75 × 3 metros, la extensión actual de los manglares del país equivale apenas a un solo ladrillo. No obstante, por su función ecológica tienen un papel de piedra angular, especialmente para el equilibrio entre los ecosistemas marinos y terrestres.
La amplitud de la vegetación de los manglares depende de la morfología y la exposición de la línea costera. En las costas abiertas el manglar puede faltar totalmente o estar limitado a unos pocos arbustos protegidos tras las rocas, mientras que en las costas resguardadas con grandes playas cenagosas intermareales, puede extenderse hasta más de 25 km tierra adentro. Los manglares de México están sitados a lo largo de las costas del Océano Pacífico, el Golfo de México y el Mar Caribe. Para facilitar su estudio se dividen en cinco zonas: Pacífico norte, Pacífico centro, Pacífico sur, Golfo de México y Península de Yucatán (Conabio, 2008).
Biodiversidad de los manglares
El lugar de origen de los manglares es la región indo-malaya. En el mundo se han identificado 54 especies de mangle, distribuidas en distintos géneros y familias. Los géneros más importantes son Rhizophora, con raíces arqueadas que sirven de soporte, Avicennia y Sonneratia, ambas con raíces respiratorias (neumatóforos) que brotan del cieno.
En América, las más representativas son Rhizophora, Avicennia, Laguncularia yConocarpus. En las costas mexicanas existen variedades de estas especies, y las conocemos como mangle rojo, mangle negro, mangle blanco, y mangle botoncillo. Normalmente se encuentran asociadas dos o más, donde una domina a las otras.
Las principales características de los mangles de México son:
En América, las más representativas son Rhizophora, Avicennia, Laguncularia yConocarpus. En las costas mexicanas existen variedades de estas especies, y las conocemos como mangle rojo, mangle negro, mangle blanco, y mangle botoncillo. Normalmente se encuentran asociadas dos o más, donde una domina a las otras.
Las principales características de los mangles de México son:
Mangle rojo (Rhizophora mangle): Su corteza externa es color olivo, pero es rojo intenso en el interior. Sus hojas son verdes en el haz y amarillentas en el envés. Da flores amarillas casi todo el año, y la semilla germina dentro del fruto. En México, específicamente en los deltas del Grijalva y el Usumacinta, en ocasiones alcanza alturas muy elevadas, aunque normalmente mide entre 4 y 10 metros. Tiene un sistema de raíces aéreas que le sirven de soporte además de procurarle nutrientes.
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Mangle negro (Avicennia germinans): Sus hojas son verdes, brillantes, puntiagudas, y más grandes que en la mayoría de los mangles, a menudo contienen sal incrustada. Sus flores son pequeñas, el fruto es oblicuo. Puede crecer hasta 8 metros. Respira por medio de neumatóforos, raíces porosas que brotan del suelo y conducen oxígeno.
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Mangle blanco (Laguncularia racemosa): Su tronco es de apariencia agrietada. Tiene hojas lisas y redondeadas en el extremo. Sus flores son de un color blanco grisáceo y florecen de julio a octubre. El fruto cae con facilidad. Es un árbol de mediana altura, alcanza entre 4 y 6 metros. También de él se desprenden neumatóforos, aunque no tan desarrollados como en el mangle negro.
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Mangle botoncillo (Conocarpus erectus): Vive en las partes secas y arenosas del manglar, donde la salinidad y la tierra son más estables. Las hojas son verde oscuro en la faz y verde grisáceo en el envés, aunque en ocasiones pueden encontrarse variedades con hojas plateadas. Sus flores son pequeñas, sin pétalos. Dan un fruto con forma de piña. Alcanza de cinco a siete metros de altura.
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Reproducción
Los manglares pueden reproducirse de manera sexual o asexual. Casi todas las especies de mangle pueden reproducirse asexualmente por medio de ténicas de acodo aéreo, aunque algunas no muy exitosamente. Esto se refiere al desarrollo de raíces independientes en ciertas partes de la planta. En numerosos experimentos se ha intentado reproducir especies de mangle por medio de este método, aunque sólo se han obtenido resultados favorables en Laguncularia racemosa y Conocarpus erectus principalmente. A continuación se explican brevemente los procesos de reproducción de cada especie.
Rhizophora mangle: El mangle rojo puede reproducirse de manera sexual o asexual. Las flores se dan en un par de hojas en el extremo de la rama. Cada eje contiene tres o cuatro flores pequeñas de color blanco amarillento. El polen es esparcido por el viento. La germinación ocurre dentro del fruto, en el árbol. Por eso se dice que el mangle rojo es una especie vivípara. Las semillas son plántulas que al alcanzar cierto tamaño se desprenden del árbol, caen y se entierran en el fango para posteriormente producir raíces. El tiempo que tarda una plántula en establecerse varía de acuerdo al nivel del agua. Normalmente las plántulas son transportadas por las corrientes hasta un lugar poco profundo donde anclan por medio de raíces primarias. En ocasiones pueden flotar hasta 12 meses.
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Avicennia germinans: Las flores del mangle negro son pequeñas, aromáticas, con pétalos de color crema a blanco y se agrupan en pares. Cuando la planta tiene de 2 a 3 metros de altura, la flor es polinizada por los insectos. Esta especie también es vivípara. Al igual que en Rhizophora, la germinación ocurre dentro del fruto. Las plántulas flotan y son transportadas por las corrientes, produciendo raíces alrededor de tres semanas después de su desprendimiento. La turbulencia en el agua y las altas temperaturas son letales para las plántulas. Las técnicas de acodo en esta especie son muy poco efectivas.
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Laguncularia racemosa: El mangle blanco da flores color blanco verdusco que aparecen en espigas solitarias. Las hojas carecen de vellos y son elípticas. La reproducción se da en plantas menores de dos años de edad y 1.5 metros de alto. Hay flores y frutos durante todo el año con máximos durante septiembre y octubre. Aquí es menos común la viviparidad. Normalmente, el fruto cae del árbol y la raíz emerge después de unos días. Las plántulas flotan y se dispersan por espacio de cuatro semanas, después se sumergen y comienzan a crecer. La mortalidad de las plántulas es alta (del 80 por ciento) durante el primer año de establecimiento. Esta especie de mangle rebrota fácilmente al ser cortado, con un crecimiento inicial rápido. Durante los primeros tres años después de la tala rasa, el 60 por ciento de los tallos de mangle blanco tuvo su origen en rebrotes. Las técnicas de acodo resultan exitosamente con esta especie.
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Resistencia a la inundación y la salinidad
Los manglares presentan una serie de adaptaciones al dinámico medio natural de las zonas costeras, donde interaccionan constantemente con las corrientes marinas, las mareas, el viento, la lluvia, etcétera.
Tipos de agua (salinidad total de sales disueltas (partes por millón))
Dulce < 1.000
Salobre 1.000-10.000
Salina 10.000-30.000
Marina > 30.000
El manglar es el único ecosistema arbóreo que soporta la inundación por mareas y desembocaduras de ríos. Además, los mangles tienen como característica común su tolerancia al agua con alta concentración de sales —salobre, salina e incluso marina—, aunque dicha tolerancia depende de cada especie.
Los mangles absorben el agua con sal a través de las raíces, y almacenan la sal en sus tejidos en cantidades variables según la especie. La sal acumulada es necesaria porque junto con la presión hidrostática en las células contribuye a que el agua fluya de la base a la copa del árbol.
La especie de mangle más tolerante a la sal es el mangle negro (Avicennia Germinans), perteneciente al grupo de los secretores, los cuales dejan entrar la sal disuelta a través de sus raíces y eliminan el exceso a través de unas glándulas situadas en sus hojas. La menos tolerante es el mangle rojo (Rhizophora mangle), que filtra la sal por medio de membranas en sus raíces.
Tipos de agua (salinidad total de sales disueltas (partes por millón))
Dulce < 1.000
Salobre 1.000-10.000
Salina 10.000-30.000
Marina > 30.000
El manglar es el único ecosistema arbóreo que soporta la inundación por mareas y desembocaduras de ríos. Además, los mangles tienen como característica común su tolerancia al agua con alta concentración de sales —salobre, salina e incluso marina—, aunque dicha tolerancia depende de cada especie.
Los mangles absorben el agua con sal a través de las raíces, y almacenan la sal en sus tejidos en cantidades variables según la especie. La sal acumulada es necesaria porque junto con la presión hidrostática en las células contribuye a que el agua fluya de la base a la copa del árbol.
La especie de mangle más tolerante a la sal es el mangle negro (Avicennia Germinans), perteneciente al grupo de los secretores, los cuales dejan entrar la sal disuelta a través de sus raíces y eliminan el exceso a través de unas glándulas situadas en sus hojas. La menos tolerante es el mangle rojo (Rhizophora mangle), que filtra la sal por medio de membranas en sus raíces.