Campo y espacio rural
Los sectores de la alimentación y del desarrollo agrícola y rural están cambiando rápidamente.
En un futuro cercano la agricultura será ampliamente comercial en casi todos los países, la mayor parte de la población rural dejará de estar ligada a la tierra y la agricultura se convertirá en un sector relativamente pequeño dentro de las economías nacionales.
El reto actual es lidiar con los inevitables problemas de la transición para garantizar la seguridad alimentaria y la continuidad de los ecosistemas.
Alimentación, Agricultura y Desarrollo Rural
En un futuro cercano la agricultura será ampliamente comercial en casi todos los países, la mayor parte de la población rural dejará de estar ligada a la tierra y la agricultura se convertirá en un sector relativamente pequeño dentro de las economías nacionales.
El reto actual es lidiar con los inevitables problemas de la transición para garantizar la seguridad alimentaria y la continuidad de los ecosistemas.
Alimentación, Agricultura y Desarrollo Rural
Desarrollo rural y medio ambiente
La población rural vive por lo general del uso y manejo directo de los ecosistemas. Por ello el impacto ambiental de los asentamientos rurales deriva sobre todo de los procesos productivos que realizan sus habitantes, más que de los asentamientos mismos.
En la economía rural se debe distinguir entre la producción comercial especializada y la producción para la subsistencia basada en el aprovechamiento de una amplia gama de especies silvestres y en el cultivo de una gran diversidad de plantas.
Las presiones para emplear formas de producción especializadas provienen de la población urbana, dada la necesidad de producir grandes cantidades de productos primarios para satisfacer su creciente demanda.
La producción agropecuaria para la subsistencia se basa en una utilización diversificada de los ecosistemas naturales, con técnicas que muchas veces incorporan procesos de regeneración posterior de vegetación secundaria, y que se complementa con el aprovechamiento de una amplia diversidad de especies silvestres, incluyendo animales de caza, lo que requiere la persistencia de ecosistemas poco modificados.
En la economía rural se debe distinguir entre la producción comercial especializada y la producción para la subsistencia basada en el aprovechamiento de una amplia gama de especies silvestres y en el cultivo de una gran diversidad de plantas.
Las presiones para emplear formas de producción especializadas provienen de la población urbana, dada la necesidad de producir grandes cantidades de productos primarios para satisfacer su creciente demanda.
La producción agropecuaria para la subsistencia se basa en una utilización diversificada de los ecosistemas naturales, con técnicas que muchas veces incorporan procesos de regeneración posterior de vegetación secundaria, y que se complementa con el aprovechamiento de una amplia diversidad de especies silvestres, incluyendo animales de caza, lo que requiere la persistencia de ecosistemas poco modificados.
Aprovechamiento y conservación
La vegetación nativa persiste en aquellas áreas difíciles de sembrar por razones topográficas o edáficas. En estos modelos híbridos, la intensificación productiva depende de las condiciones del mercado. En años de malos precios para los cultivos se deja la tierra sin trabajar, por lo que se reviste de una vegetación secundaria pobre en especies. Al persistir estas condiciones, la vegetación puede crecer y enriquecerse, pero en algunos casos el productor reemplaza el cultivo por la ganadería extensiva, sembrando pastos o permitiendo a los animales pastorear libremente en el rastrojo y las malezas.
Evidentemente, esta modalidad de producción no erradica por completo la vegetación natural como en el caso de la producción especializada e intensificada, pero tampoco depende de la conservación de ecosistemas, como en el caso de la producción de subsistencia típica de los sistemas campesinos.
Evidentemente, esta modalidad de producción no erradica por completo la vegetación natural como en el caso de la producción especializada e intensificada, pero tampoco depende de la conservación de ecosistemas, como en el caso de la producción de subsistencia típica de los sistemas campesinos.
Producción agropecuaria y biodiversidad
En el caso de la producción comercial especializada, los ecosistemas naturales tienden a verse como elementos de libre apropiación y transformación, para sustituirlos por terrenos nivelados para la producción de monocultivos irrigados, que requieren maquinaria pesada e insumos químicos para su buen desarrollo.
De esta manera, las típicas zonas de producción agrícola tecnificada y especializada carecen casi por completo de cualquier vestigio de sus ecosistemas naturales originales. El caso es similar para las zonas que se especializan en la ganadería, en donde la vegetación natural se erradica para inducir extensos pastizales para los hatos de ganado, con excepción de las praderas y pastizales naturales, en donde los animales ramonean directamente la vegetación natural.
De esta manera, las típicas zonas de producción agrícola tecnificada y especializada carecen casi por completo de cualquier vestigio de sus ecosistemas naturales originales. El caso es similar para las zonas que se especializan en la ganadería, en donde la vegetación natural se erradica para inducir extensos pastizales para los hatos de ganado, con excepción de las praderas y pastizales naturales, en donde los animales ramonean directamente la vegetación natural.
El campo en México
A principios del siglo XX la economía mexicana era predominantemente agraria y comercial. Aproximadamente 10.8 de los 15.2 millones de habitantes del país obtenían su ingreso de las actividades que forman parte del sector primario. En contraste, según el censo de 1990, sólo 23.2 millones de los 81.1 millones de mexicanos vivían en el campo y de ellos solamente 5 millones eran parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
Aunque México es un país cada vez más urbano, la población que vive en el campo también ha crecido considerablemente, pues se duplicó en menos de un siglo. Esto implica que en la actualidad la presión demográfica sobre la tierra arable es mayor cada día, pues el tamaño del país es igual.
México es un país con una superficie de 195 millones de hectáreas. La mitad del territorio nacional es desértico y existen grandes cordilleras y serranías en varias regiones del país. Se estima que sólo 30 millones de hectáreas tienen potencial agropecuario (1.67% del total mundial) y sólo cuatro millones de éstas cuentan con infraestructura de riego.
Aunque México es un país cada vez más urbano, la población que vive en el campo también ha crecido considerablemente, pues se duplicó en menos de un siglo. Esto implica que en la actualidad la presión demográfica sobre la tierra arable es mayor cada día, pues el tamaño del país es igual.
México es un país con una superficie de 195 millones de hectáreas. La mitad del territorio nacional es desértico y existen grandes cordilleras y serranías en varias regiones del país. Se estima que sólo 30 millones de hectáreas tienen potencial agropecuario (1.67% del total mundial) y sólo cuatro millones de éstas cuentan con infraestructura de riego.
Demografía
En 1995, más de 32 millones de personas (35.57%) vivían en localidades rurales de menos de 15 mil habitantes, concentrados en el Este y Sur del país (Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Chiapas, sobre todo). De esta cifra, 9.8 millones de personas residían en localidades muy pequeñas (menos de quinientos habitantes), de las cuales la cuarta parte (24.93%) se localizaba en comunidades aisladas, definidas como fuera de toda influencia urbana, a más de tres kilómetros de una carretera pavimentada, circunstancias en las que se acentúa su marginalidad.
El incremento de los últimos años en el número de localidades pequeñas, que llegó a 94,238 en 1995, parece reflejar un proceso de dispersión de la población. Esta dispersión representa un gran desafío, en la medida en que se dificulta la atención a comunidades que actualmente padecen altos grados de marginación y pobreza y que carecen de infraestructura de servicios básicos educativos y de salud.
Se estima que hacia el año 2020, 34.2% de la población habitará municipios predominantemente rurales, con una población de 41.8 millones de personas. En ese periodo, en los 2,141 municipios rurales, que representan 88.2% del territorio nacional, se registrarán simultáneamente procesos de despoblamiento y redistribución de sus habitantes.
El deterioro de los recursos naturales podría acentuar la marginación y determinar en parte el despoblamiento de estos municipios, muchos de los cuales coinciden con zonas de mediano a alto grado de deterioro ecológico. En general, la población tenderá a crecer en los municipios rurales que actualmente presentan una relativa conservación de sus recursos.
El incremento de los últimos años en el número de localidades pequeñas, que llegó a 94,238 en 1995, parece reflejar un proceso de dispersión de la población. Esta dispersión representa un gran desafío, en la medida en que se dificulta la atención a comunidades que actualmente padecen altos grados de marginación y pobreza y que carecen de infraestructura de servicios básicos educativos y de salud.
Se estima que hacia el año 2020, 34.2% de la población habitará municipios predominantemente rurales, con una población de 41.8 millones de personas. En ese periodo, en los 2,141 municipios rurales, que representan 88.2% del territorio nacional, se registrarán simultáneamente procesos de despoblamiento y redistribución de sus habitantes.
El deterioro de los recursos naturales podría acentuar la marginación y determinar en parte el despoblamiento de estos municipios, muchos de los cuales coinciden con zonas de mediano a alto grado de deterioro ecológico. En general, la población tenderá a crecer en los municipios rurales que actualmente presentan una relativa conservación de sus recursos.
Importancia económica del campo en México
En cuanto al Producto Interno Bruto (PIB), en 1910 la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca representaban el 27.7% del total nacional y dicha participación se redujo a 7.5% en 1990.
El peso relativo del sector primario sigue siendo relativamente alto, sobre todo en términos de empleo generado. Aunque el campo genera mucho trabajo, la mayor parte de dichos empleos están remunerados inadecuadamente. El campo genera siete centavos de cada peso del valor de la producción nacional, pero emplea a uno de cada cinco integrantes de la fuerza de trabajo.
Sin embargo la productividad media por hombre ocupado en la actividad agrícola es menos de la mitad del promedio de la economía y el nivel de vida en el campo se encuentra también sustancialmente por debajo del promedio de la economía.
El peso relativo del sector primario sigue siendo relativamente alto, sobre todo en términos de empleo generado. Aunque el campo genera mucho trabajo, la mayor parte de dichos empleos están remunerados inadecuadamente. El campo genera siete centavos de cada peso del valor de la producción nacional, pero emplea a uno de cada cinco integrantes de la fuerza de trabajo.
Sin embargo la productividad media por hombre ocupado en la actividad agrícola es menos de la mitad del promedio de la economía y el nivel de vida en el campo se encuentra también sustancialmente por debajo del promedio de la economía.