Biodiversidad
El concepto de biodiversidad abarca, de manera general, tres niveles de expresión: los ecosistemas, las especies y los genes. La biodiversidad es la variabilidad de la vida, incluidos los ecosistemas terrestres y acuáticos, los complejos ecológicos de que forman parte, la diversidad dentro de cada especie y entre las especies.
De la biodiversidad depende la existencia de la mayor parte de las condiciones que nos permiten sobrevivir, como son la producción de oxígeno, la capacidad productiva de suelos y la disponibilidad de agua.
La biodiversidad también es fuente de materias primas utilizadas para generar productos fundamentales para el ser humano, como los alimentos que consumimos, combustible (leña, carbón), fibras utilizadas en la fabricación de ropas y medicamentos.
Además, de la biodiversidad depende la conservación de la riqueza cultural del planeta, pues la enorme variedad de grupos culturales del mundo es resultado de su forma de adaptarse al entorno natural en el que se desarrollan.
De la biodiversidad depende la existencia de la mayor parte de las condiciones que nos permiten sobrevivir, como son la producción de oxígeno, la capacidad productiva de suelos y la disponibilidad de agua.
La biodiversidad también es fuente de materias primas utilizadas para generar productos fundamentales para el ser humano, como los alimentos que consumimos, combustible (leña, carbón), fibras utilizadas en la fabricación de ropas y medicamentos.
Además, de la biodiversidad depende la conservación de la riqueza cultural del planeta, pues la enorme variedad de grupos culturales del mundo es resultado de su forma de adaptarse al entorno natural en el que se desarrollan.
Biodiversidad en el mundo
La biodiversidad comprende una amplia gama de fenómenos que no pueden ser cuantificados de una sola forma, de manera que la magnitud de la biodiversidad de un país puede ser reflejada a través de indicadores tales como los diferentes tipos de ecosistemas y vegetación que contiene, el número de especies que posee, el cambio en la riqueza de especies de una región a otra, los endemismos, la variación genética de las poblaciones, el número de plantas domesticadas, así como la variedad de procesos y funciones que desarrollan los seres vivos.
Países megadiversos
La diversidad biológica o biodiversidad es la variabilidad de la vida en la Tierra, y se expresa en tres niveles:
La superficie de la República Mexicana es de 1.97 millones de km2, lo que representa 1.5% de la superficie terrestre del planeta. En este territorio se localiza, sin embargo, entre 10 y 12% de todas las especies conocidas de plantas y animales.
En el mundo existen más de 170 países, pero sólo doce, entre ellos México, son reconocidos como de "megadiversidad" porque en conjunto albergan 70% de la biodiversidad total del planeta.
- Ecosistemas
- Especies
- Variabilidad genética de cada especie
La superficie de la República Mexicana es de 1.97 millones de km2, lo que representa 1.5% de la superficie terrestre del planeta. En este territorio se localiza, sin embargo, entre 10 y 12% de todas las especies conocidas de plantas y animales.
En el mundo existen más de 170 países, pero sólo doce, entre ellos México, son reconocidos como de "megadiversidad" porque en conjunto albergan 70% de la biodiversidad total del planeta.
Biodiversidad en México
La compleja topografía y la variedad de climas del territorio mexicano forman un mosaico de condiciones ambientales y microambientales que, aunados a la compleja historia geológica del país, hacen de México un país de alta diversidad biológica. El territorio mexicano es una zona de transición entre dos grandes regiones: la Neotropical (constituida por Sudamérica y Centroamérica) y la Neártica (que corresponde a Norteamérica). Debido a esto ha sido una zona de contacto entre biotas ancestrales que ha dado como resultado una mezcla diversa de faunas y floras.
De acuerdo con la clasificación de tipos de vegetación (Rzedowski, 1986) en México existen diez tipos de vegetación, de los cuales el matorral xerófito tiene la mayor cobertura potencial a nivel nacional (37%), seguido por bosques de coníferas y encinos (19.3%) y por el bosque tropical caducifolio (14.1%).
Según una clasificación por zonas ecológicas de (Toledo y Ordóñez, 1993) en México encontramos seis tipos de hábitat terrestres continentales o zonas ecológicas principales: (1) tropical cálido-húmeda, (2) tropical cálido-subhúmeda, (3) templada húmeda, (4) templada subhúmeda, (5) árida y semiárida y (6) zona inundable o de transición mar-tierra. La zona árida-semiárida cubre cerca del 50% de la superficie del país, le sigue en orden de importancia la zona templada subhúmeda, con 19.7%, la zona tropical cálido-subhúmeda que ocupa 17.5% y la zona cálido húmeda que se distribuye en el 11% del país. Las zonas de menor cobertura son la templada húmeda con 1.1% y la zona de transición mar-tierra que ocupa el 0.9%.
Un grupo de especialistas del Banco Mundial y de la Fundación Mundial para la Vida Silvestre desarrolló un sistema de clasificación jerárquico para la biodiversidad de América Latina y el Caribe que distinguió cinco tipos de ecosistemas terrestres, divididos en once tipos principales de hábitat y éstos, a su vez, en un total de 191 ecoregiones. De acuerdo con esta detallada clasificación de los hábitats, México es el país con mayor diversidad ecológica de la región, al estar presentes dentro de sus límites políticos los cinco tipos de ecosistemas, 9 de los 11 tipos de hábitat (82%) y 51 de las 191 eco-regiones identificadas (26.7%).
La heterogeneidad del territorio mexicano y su consecuente diversidad de hábitats permite que el número de especies que alberga nuestro país sea mayor al que se esperaría considerando exclusivamente su superficie. Junto con Brasil, Colombia e Indonesia, México se encuentra en los primeros lugares de las listas de diversidad biológica. También ocupa el primer lugar en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios y plantas. En términos generales se puede decir que en nuestro país se encuentra representado el 10% de la diversidad terrestre del planeta.
Además del gran número de especies que posee, México es un país que se distingue por su elevado índice de endemismos; más de 800 especies de vertebrados son endémicas, y destaca que se encuentran en nuestro territorio 61% de los anfibios, 53% de los reptiles y 33% de los mamíferos.
De acuerdo con la clasificación de tipos de vegetación (Rzedowski, 1986) en México existen diez tipos de vegetación, de los cuales el matorral xerófito tiene la mayor cobertura potencial a nivel nacional (37%), seguido por bosques de coníferas y encinos (19.3%) y por el bosque tropical caducifolio (14.1%).
Según una clasificación por zonas ecológicas de (Toledo y Ordóñez, 1993) en México encontramos seis tipos de hábitat terrestres continentales o zonas ecológicas principales: (1) tropical cálido-húmeda, (2) tropical cálido-subhúmeda, (3) templada húmeda, (4) templada subhúmeda, (5) árida y semiárida y (6) zona inundable o de transición mar-tierra. La zona árida-semiárida cubre cerca del 50% de la superficie del país, le sigue en orden de importancia la zona templada subhúmeda, con 19.7%, la zona tropical cálido-subhúmeda que ocupa 17.5% y la zona cálido húmeda que se distribuye en el 11% del país. Las zonas de menor cobertura son la templada húmeda con 1.1% y la zona de transición mar-tierra que ocupa el 0.9%.
Un grupo de especialistas del Banco Mundial y de la Fundación Mundial para la Vida Silvestre desarrolló un sistema de clasificación jerárquico para la biodiversidad de América Latina y el Caribe que distinguió cinco tipos de ecosistemas terrestres, divididos en once tipos principales de hábitat y éstos, a su vez, en un total de 191 ecoregiones. De acuerdo con esta detallada clasificación de los hábitats, México es el país con mayor diversidad ecológica de la región, al estar presentes dentro de sus límites políticos los cinco tipos de ecosistemas, 9 de los 11 tipos de hábitat (82%) y 51 de las 191 eco-regiones identificadas (26.7%).
La heterogeneidad del territorio mexicano y su consecuente diversidad de hábitats permite que el número de especies que alberga nuestro país sea mayor al que se esperaría considerando exclusivamente su superficie. Junto con Brasil, Colombia e Indonesia, México se encuentra en los primeros lugares de las listas de diversidad biológica. También ocupa el primer lugar en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios y plantas. En términos generales se puede decir que en nuestro país se encuentra representado el 10% de la diversidad terrestre del planeta.
Además del gran número de especies que posee, México es un país que se distingue por su elevado índice de endemismos; más de 800 especies de vertebrados son endémicas, y destaca que se encuentran en nuestro territorio 61% de los anfibios, 53% de los reptiles y 33% de los mamíferos.
Aprovechamiento sustentable de la vida silvestre
El aprovechamiento sustentable de la vida silvestre significa obtener beneficios de su uso o consumo de manera tal que esto no ponga en riesgo a las especies y a los ecosistemas. Es una de las maneras más eficaces de asegurar su conservación, dado que el beneficio económico que resulta de su manejo incentiva los esfuerzos para su preservación por parte de quienes los aprovechan.
El aprovechamiento sustentable de los recursos de vida silvestre dentro de su propio hábitat reduce la dependencia respecto a prácticas agrícolas o ganaderas convencionales que, en ciertos contextos ecológicos, pueden resultar depredadoras. Además, permite abrir nuevas oportunidades de diversificación económica para el sector rural, con el consecuente mejoramiento de la calidad de vida de los poseedores de los recursos.
El aprovechamiento sustentable se puede realizar en diversas modalidades, como son los parques zoológicos, los centros de reproducción, los viveros, los jardines botánicos y los ranchos cinegéticos, cuando se trata de especies en particular.
También existen formas de aprovechamiento sustentable de biotas o comunidades biológicas, como es el caso de la explotación adecuada de los bosques y pesquerías.
El aprovechamiento sustentable de los recursos de vida silvestre dentro de su propio hábitat reduce la dependencia respecto a prácticas agrícolas o ganaderas convencionales que, en ciertos contextos ecológicos, pueden resultar depredadoras. Además, permite abrir nuevas oportunidades de diversificación económica para el sector rural, con el consecuente mejoramiento de la calidad de vida de los poseedores de los recursos.
El aprovechamiento sustentable se puede realizar en diversas modalidades, como son los parques zoológicos, los centros de reproducción, los viveros, los jardines botánicos y los ranchos cinegéticos, cuando se trata de especies en particular.
También existen formas de aprovechamiento sustentable de biotas o comunidades biológicas, como es el caso de la explotación adecuada de los bosques y pesquerías.