Agua
Desde que la humanidad pudo ver la imagen de la Tierra desde el espacio se ha acostumbrado llamarla “el planeta azul”, por la coloración que le da la abundancia de agua, que cubre 70% de su superficie.
Casi todos los ecosistemas y comunidades de seres vivos dependen del agua dulce, que es el principal componente de los organismos vivos. Representa casi tres cuartas partes del cuerpo humano y hasta nueve décimas en algunos animales marinos. Sin el agua la vida no sería posible la vida en la Tierra, al menos en la forma en que la conocemos.
Casi todos los ecosistemas y comunidades de seres vivos dependen del agua dulce, que es el principal componente de los organismos vivos. Representa casi tres cuartas partes del cuerpo humano y hasta nueve décimas en algunos animales marinos. Sin el agua la vida no sería posible la vida en la Tierra, al menos en la forma en que la conocemos.
Disponibilidad del agua
Nuestro planeta tiene un volumen total de alrededor de 1,400 millones de kilómetros cúbicos de agua, de la cual solamente un poco más de 2.5% es agua dulce; la demás es salada y se encuentra en los océanos y mares. Más de dos terceras partes del agua dulce están congeladas en los polos. El resto se distribuye en los cuerpos de agua, superficiales y subterráneos, y como vapor en la atmósfera. Menos de 0.01% del agua es aprovechable para consumo humano.
La distribución de lluvias en el planeta no es uniforme. En las zonas con precipitaciones abundantes están presentes los ecosistemas boscosos, mientras que otras regiones tienen muy poca lluvia y son desiertos. Los seres humanos usamos el agua para beber, para la agricultura y también para las industrias. Y como tomamos el agua de las mismas fuentes naturales, resulta que hay una competencia por el agua entre nosotros y las demás comunidades de seres vivos.
La distribución de lluvias en el planeta no es uniforme. En las zonas con precipitaciones abundantes están presentes los ecosistemas boscosos, mientras que otras regiones tienen muy poca lluvia y son desiertos. Los seres humanos usamos el agua para beber, para la agricultura y también para las industrias. Y como tomamos el agua de las mismas fuentes naturales, resulta que hay una competencia por el agua entre nosotros y las demás comunidades de seres vivos.
Ciclo hidrológico
El agua dulce es un recurso renovable porque la radiación solar hace que el agua de los océanos y otros cuerpos de agua se eleve hacia la atmósfera como vapor que forma las nubes. Luego éstas son empujadas por los vientos y cuando se enfrían el vapor se condensa y el agua se precipita como lluvia. La lluvia que cae es absorbida por el suelo o se vierte en los cuerpos de agua y fluye finalmente de nuevo hacia el mar. Este ciclo provee de agua dulce al sistema sin interrupción pero de un modo limitado en cantidad.
Usos y contaminación del agua
La creciente población humana, el desarrollo industrial y el auge de la producción agrícola basada en sistemas de riego por gravedad, son algunos factores que han provocado el aumento de la demanda de agua, que creció seis veces en el siglo XX.
Por eso ahora tenemos menos disponibilidad promedio per cápita del agua potable y se ha provocado crecientes problemas de contaminación y deterioro en su calidad, pues si el agua que utilizamos no tiene un tratamiento adecuado, se convierte en fuente de graves afectaciones a la salud humana y daños a los ecosistemas acuáticos.
De las tres categorías corrientes del uso de agua dulce —para la agricultura, la industria y el uso doméstico— la agricultura es la que domina, pues representa 69% de todas las extracciones anuales de agua; la industria, 23%, y el uso doméstico, 8%.
Por eso ahora tenemos menos disponibilidad promedio per cápita del agua potable y se ha provocado crecientes problemas de contaminación y deterioro en su calidad, pues si el agua que utilizamos no tiene un tratamiento adecuado, se convierte en fuente de graves afectaciones a la salud humana y daños a los ecosistemas acuáticos.
De las tres categorías corrientes del uso de agua dulce —para la agricultura, la industria y el uso doméstico— la agricultura es la que domina, pues representa 69% de todas las extracciones anuales de agua; la industria, 23%, y el uso doméstico, 8%.
Uso agropecuario del agua
La demanda creciente de agua para riego que se usa en la agricultura intensiva que abastece de alimentos a las grandes ciudades es, en muchos lugares, insostenible. Esto quiere decir que se extrae de los cuerpos de agua y del subsuelo más agua de la que se recarga a través del ciclo hidrológico, lo que tarde o temprano conducirá al agotamiento de las fuentes.
Por otra parte, la agricultura es el sector que más contamina el agua. En prácticamente todos los países en los que se aplican fertilizantes agrícolas y plaguicidas, se han contaminado acuíferos subterráneos y el agua de superficie. Los desechos animales son otra fuente de contaminación persistente en algunas zonas.
El agua que vuelve a los ríos y arroyos después de haberse utilizado para el riego está a menudo seriamente degradada por el exceso de nutrientes, salinidad, agentes patógenos y sedimentos que suelen dejarla inservible para cualquier otro uso posterior, a menos de tratarla —con un gran costo— en instalaciones depuradoras de agua.
Por otra parte, la agricultura es el sector que más contamina el agua. En prácticamente todos los países en los que se aplican fertilizantes agrícolas y plaguicidas, se han contaminado acuíferos subterráneos y el agua de superficie. Los desechos animales son otra fuente de contaminación persistente en algunas zonas.
El agua que vuelve a los ríos y arroyos después de haberse utilizado para el riego está a menudo seriamente degradada por el exceso de nutrientes, salinidad, agentes patógenos y sedimentos que suelen dejarla inservible para cualquier otro uso posterior, a menos de tratarla —con un gran costo— en instalaciones depuradoras de agua.
Uso industrial del agua
El agua es, sin duda, parte indispensable de muchos de los procesos industriales que nos proveen de bienes de consumo. Sin embargo, tras utilizar el agua muchas industrias la desechan contaminada o por lo menos con una reducción importante de su calidad.
Las aguas contaminadas por la industria son menos, en volumen, que las contaminadas por la agricultura, pero es de los procesos industriales de donde proviene algunos de los contaminantes más peligrosos y persistentes. Se estima que entre 200 y 400 productos químicos importantes contaminan los ríos del mundo. En los vertederos industriales y municipales se produce la lixiviación de metales pesados y cloros orgánicos.
Además, contaminantes como el dióxido sulfuroso y los óxidos de nitrógeno —que resultan del uso de hidrocarburos para mover la maquinaria de transporte e industrial— se combinan en la atmósfera para formar lluvia ácida y tienen amplios efectos en los ecosistemas de agua dulce y terrestres. La lluvia ácida hace bajar el pH de los ríos y corrientes de agua y amenaza la vida de especias sensibles a la acidez. En el suelo, los ácidos pueden liberar metales pesados, como plomo, mercurio y cadmio, que luego se cuelan en las vías de agua.
Algunos de los peores contaminantes son las sustancias químicas sintéticas. En el mundo se usan comúnmente unas 70,000 sustancias químicas diferentes. Se estima que todos los años se introducen 1,000 compuestos nuevos. Muchos de ellos llegan a los ríos, lagos y acuíferos subterráneos.
Varias sustancias químicas sintéticas tienen larga vida y son sumamente tóxicos en el ambiente, especialmente el grupo conocido como contaminantes orgánicos persistentes (COP) que incluye los hidrocarburos halogenados, las dioxinas y los cloros orgánicos como el DDT y los PCB (difenilos policlorinados). No se descomponen fácilmente en los procesos naturales y tienden, por tanto, a acumularse en la cadena alimentaria biológica hasta que llegan a presentar riesgos a la salud humana.
Las aguas contaminadas por la industria son menos, en volumen, que las contaminadas por la agricultura, pero es de los procesos industriales de donde proviene algunos de los contaminantes más peligrosos y persistentes. Se estima que entre 200 y 400 productos químicos importantes contaminan los ríos del mundo. En los vertederos industriales y municipales se produce la lixiviación de metales pesados y cloros orgánicos.
Además, contaminantes como el dióxido sulfuroso y los óxidos de nitrógeno —que resultan del uso de hidrocarburos para mover la maquinaria de transporte e industrial— se combinan en la atmósfera para formar lluvia ácida y tienen amplios efectos en los ecosistemas de agua dulce y terrestres. La lluvia ácida hace bajar el pH de los ríos y corrientes de agua y amenaza la vida de especias sensibles a la acidez. En el suelo, los ácidos pueden liberar metales pesados, como plomo, mercurio y cadmio, que luego se cuelan en las vías de agua.
Algunos de los peores contaminantes son las sustancias químicas sintéticas. En el mundo se usan comúnmente unas 70,000 sustancias químicas diferentes. Se estima que todos los años se introducen 1,000 compuestos nuevos. Muchos de ellos llegan a los ríos, lagos y acuíferos subterráneos.
Varias sustancias químicas sintéticas tienen larga vida y son sumamente tóxicos en el ambiente, especialmente el grupo conocido como contaminantes orgánicos persistentes (COP) que incluye los hidrocarburos halogenados, las dioxinas y los cloros orgánicos como el DDT y los PCB (difenilos policlorinados). No se descomponen fácilmente en los procesos naturales y tienden, por tanto, a acumularse en la cadena alimentaria biológica hasta que llegan a presentar riesgos a la salud humana.
Uso doméstico del agua
Se considera que las personas tienen un requerimiento de 50 A 100 litros diarios de agua dulce para satisfacer cuatro necesidades básicas: para beber, saneamiento, bañarse y cocinar.
Aunque la cantidad de agua que las personas realmente utilizan en un país depende no sólo de las necesidades mínimas y de cuánta agua se dispone para el uso, sino también del nivel de desarrollo económico y del grado de urbanización.
Los problemas ligados al consumo doméstico de agua tienen relación tanto con su abastecimiento como también con su desecho. Abastecer de agua a los centros de población y drenar el agua utilizada requiere de una red compleja de presas, pozos, tuberías, estaciones de bombeo, plantas de tratamiento, drenajes, etcétera, que tiene un alto costo de construcción, operación y mantenimiento, tanto en términos económicos como energéticos.
Los sistemas de agua potable de las ciudades tienen una pérdida de entre 10% y 30% del agua, debido a fugas en la red o en las casas y edificios. En muchos lugares la demanda de agua de una ciudad es uno de los aspectos más notables de su huella ecológica.
Las aguas que se desechan son vertidas a cuerpos de agua y finalmente a los océanos. Las descargas de aguas residuales domésticas son una de las amenazas más significativas para el desarrollo sostenible de las zonas costeras en todo el mundo. Si bien sus efectos están usualmente localizados, constituyen una fuente importante de contaminación del medio marino y costero en todas las regiones y, por lo tanto, representan un problema mundial.
Aunque la cantidad de agua que las personas realmente utilizan en un país depende no sólo de las necesidades mínimas y de cuánta agua se dispone para el uso, sino también del nivel de desarrollo económico y del grado de urbanización.
Los problemas ligados al consumo doméstico de agua tienen relación tanto con su abastecimiento como también con su desecho. Abastecer de agua a los centros de población y drenar el agua utilizada requiere de una red compleja de presas, pozos, tuberías, estaciones de bombeo, plantas de tratamiento, drenajes, etcétera, que tiene un alto costo de construcción, operación y mantenimiento, tanto en términos económicos como energéticos.
Los sistemas de agua potable de las ciudades tienen una pérdida de entre 10% y 30% del agua, debido a fugas en la red o en las casas y edificios. En muchos lugares la demanda de agua de una ciudad es uno de los aspectos más notables de su huella ecológica.
Las aguas que se desechan son vertidas a cuerpos de agua y finalmente a los océanos. Las descargas de aguas residuales domésticas son una de las amenazas más significativas para el desarrollo sostenible de las zonas costeras en todo el mundo. Si bien sus efectos están usualmente localizados, constituyen una fuente importante de contaminación del medio marino y costero en todas las regiones y, por lo tanto, representan un problema mundial.
El agua en México
México no se considera como un país con escasez de agua, pues aunque su dotación promedio por habitante (de 4.99 mil m3 /hab/año) es menor que la de países como Brasil y Estados Unidos de América, es mayor que la de países como Francia, China y la India, y ciertamente no llega a los niveles críticos de países como Arabia Saudita.
Pero la problemática del agua en México no es la cantidad absoluta del agua que recibe cada año, sino que su distribución temporal y espacial es muy irregular. La mayor cantidad de lluvia cae en el sureste del país y llega entre junio y septiembre.
Mucha de la lluvia que cae sobre el territorio nacional se evapora, pero una parte importante llega a parar en los cuerpos de agua superficial antes de ser devuelta al mar mediante el ciclo hidrológico. El agua es conducida al mar por los 42 ríos principales del país y sus tributarios. En el transcurso de su viaje esta agua puede permanecer un tiempo en uno de los casi de 60 lagos naturales del país, o en una de las 137 lagunas costeras, o bien puede ser almacenada temporalmente en una de las 4,500 presas.
Pero la problemática del agua en México no es la cantidad absoluta del agua que recibe cada año, sino que su distribución temporal y espacial es muy irregular. La mayor cantidad de lluvia cae en el sureste del país y llega entre junio y septiembre.
Mucha de la lluvia que cae sobre el territorio nacional se evapora, pero una parte importante llega a parar en los cuerpos de agua superficial antes de ser devuelta al mar mediante el ciclo hidrológico. El agua es conducida al mar por los 42 ríos principales del país y sus tributarios. En el transcurso de su viaje esta agua puede permanecer un tiempo en uno de los casi de 60 lagos naturales del país, o en una de las 137 lagunas costeras, o bien puede ser almacenada temporalmente en una de las 4,500 presas.